...sobre la piel.

No calles; habla, grita, saluda al viento con palabras de tristeza, abre tus espacios al fuego, aclama su calor y muere. Solo mueres una vez, es solo una relajante vez. No te atraces, ya no puedes, no huirás de tí misma, no escaparás de mi sombra. Jamás lograrás esconderme nada, aunque el corazón lo encierre; la oscuridad me habla, el silencio lo comenta... tu alma está separada de sí misma. Cada segundo que transcurre mientras tu patética imaginación maquina una forma de escapar te acerca mas hacia mí. ¿Ahora corres? Me matas de risa musaraña, de veras me matas. Creo que ya llegó nuestra hora. ¿No me crees? Observa, mira, ponle un ojo a la oscuridad que nos rodea, ¿no crees que es lo mas perfecto del mundo?, ¿Acaso no caes en cuenta que acabas de dar tu último paso?, ¿Que toda esta luz es tu propia mente jugandote una mala broma? ¿Que crees que haces ahora? No intentes respirar menos aire del que necesitas, el veneno ya entró en tu cuerpo. Siempre ha estado ahí, esperando el momento para anunciarse como el vencedor. Quiero ver tus ojos dentro de tu cuerpo, observate, contempla tu pequeña y penosa y triste intención de llorar. Eso no resuelve tus asuntos. ¡Ya ha llegado el momento, bésame, devórame, hazme uno contigo, únete a mi momento, cae en las llamas de fuego mental que te corrompen ahora! ¿No ves que la solución era esta de todas formas?.

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